Peter Gould, co-creador y showrunner de la serie junto a Vince Gilligan se reserva la escritura y la dirección en esta perfecta y coherente guinda del apetitoso pastel que ha resultado ser esta primera temporada de “Better Call Saul”. Una nueva exhibición de como construir un episodio desde un guión soberbio y de auténtica categoría a la hora de aportar y distribuir todos los pequeños y maravillosos detalles que lo componen.
Jugando de manera exquisita por enésima vez con las lineas temporales, “Marco” comienza completando información situando la trama justo después del flashback visto anteriormente en el que Chuck saca de la carcel a Jimmy. Justo antes de meterle en un avión hacia Albuquerque para intentar enderezar a su hermano, Chuck permite pueda despedirse de Marco, su compañero de estafas y trapicheos.
No será la única revelación importante sobre el pasado de Jimmy en el episodio, ni la cabecera que muestra en esta ocasión la celébre taza con la inscripción “World’s Best Lawyer” el único guiño de esos que le encanta colar a Gilligan de vez en cuando. Tras encajar la traición de su hermano con una inesperada madurez, asistimos a una de las mejores escenas de la temporada. Gould deja vía libre para que Bob Odenkirk rememore sus tiempos en el stand-up y se luzca en un monólogo sencillamente maravilloso donde toda la frustración y rabia acumulada por su personaje explota de manera progresiva mientras canta los números del bingo ante los atónitos ancianos de la residencia. Un discurso en el que abogado se desahoga a base de bien y en el que de paso descubrimos el delirante motivo de su arresto, además de introducir un guiño a los fans de “Breaking Bad” en la alusión a Belice.
Esta delicia de escena, que podría ser el punto fuerte y número principal del episodio, es tan solo la antesala de su auténtico nucleo: un viaje a Chicago, ciudad de origen del “Escurridizo Jimmy”, donde al abogado vuelve a conectar con Marco y con su pasado a lo largo de una semana de nostalgia que termina de forma abrupta y decisiva para el futuro del personaje.
Vince Gilligan y Peter Gould no han optado por rematar la temporada con un cliffhanger potente, pero eso no quiere decir ni mucho menos que el final de “Marco” no sea sorprendente. Como hemos ido comentado en anteriores reviews, “Better Call Saul” nos ha estado relatando la historia de un estafador de buen corazón peleado con la suerte en su intento de prosperar siguiendo el camino correcto. Todo hacía sospechar que su futura conversión en Saul Goodman vendría motivada por el testarudo destino y no que sería por decisión propia. Cuando por fin aparece en el horizonte la recompensa a tanto esfuerzo y trabajo, Jimmy hace una elección decisiva: aceptar su naturaleza y renunciar a seguir viviendo una vida diseñada y marcada por otro. Tras otro regalito para el espectador en forma de breve diálogo con Mike, que en tres frases resume el caracter de ambos personajes, podríamos aventurarnos a afirmar que hemos asistido al nacimiento de Saul Goodman a ritmo de “Smoke on the Water”. Lo mejor de todo es que seguramente nos equivocamos y aun nos queda mucho por ver y conocer.
“Better Call Saul” ha sido en su primera entrega un cúmulo de sensaciones positivas y hay que quitarse el sombrero ante Vince Gilligan, que ha vuelto a construir un magnífico drama televisivo y ha superado las expectativas una vez más. Ha sido un estupendo viaje que estaremos encantados de continuar con vuestra compañía.
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