Desde el año 2007, el 11 de mayo se instauró como el día nacional del teatro en homenaje al natalicio de Andrés Pérez Araya (1951 – 2002) y una fecha para conmemorar a las y los teatristas de nuestro país.
Andrés Pérez fue un reconocido director de teatro chileno, quien desde los años 80 incorporó elementos del teatro callejero, la pantomima y el circo a los espectáculos teatrales. Fue fundador del Gran Circo Teatro y director de su reconocida obra “La Negra Ester”, ícono del teatro chileno. Sin duda su trabajo vino a revolucionar el teatro en nuestro país, pero lo que más destacan todos quienes lo conocieron y tuvieron la oportunidad de trabajar con él, fue su pasión y entrega, su convicción de acercar el teatro a la gente, un teatro con compromiso social.
Para esta fecha la Red de Salas de Teatro de la Región Metropolitana y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio entregaron 2000 entradas gratuitas para todo espectador de montajes teatrales en 21 salas de teatro, lo cual es una oportunidad de facilitar el acceso a los espectáculos artísticos, pero sin duda aún queda mucho por avanzar.
¿Cómo funcionan las salas de teatro?, ¿Por qué hay precios que varían tanto? Si revisamos las carteleras teatrales, la entrada general para teatro Mori sale $10.000 pesos, al Teatro Nacional Antonio Varas a $7.000 pesos, en SIDARTE sale $5.000 y así varían, también podemos encontrar precios más baratos. Los precios se modifican generalmente según el espectáculo y la sala, considerando también su ubicación y capacidad técnicas. Los precios también varían para los artistas y teatristas que buscamos espacios para presentar nuestro trabajos, pues las salas de teatro cobran un “piso” que considera un pago diario por el uso de la sala. Finalmente terminando una temporada de teatro se paga un salario bajísimo considerando todo el trabajo que hay detrás.
Hoy ser artista en Chile es una resistencia, una resistencia mantenerse en el oficio teatral y una resistencia aún mayor para quienes buscamos realizar un arte consecuente con ideas políticas de transformación social.
El arte y la cultura tienen que ingresar a la “canasta familiar”, no solo de pan vive el ser humano; para ello necesitamos salas de teatro 100% financiadas por el Estado, financiadas por el impuesto progresivo a las grandes empresas ¡ni un peso más a los empresarios y sus negocios!, que los centros culturales sean administradas por los trabajadores del arte y la cultura, para poder asegurar un derecho efectivo al teatro y la cultura.
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