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El teatro.

domingo, 19 de febrero de 2017

Cervantes, Shakespeare y el Día Mundial del Libro.-a



El Príncipe de los Ingenios Españoles, Miguel de Cervantes Saavedra, el gran escritor hispano autor de Don Quijote de la Mancha, murió en Madrid el 23 de abril de 1616. Mañana viernes se cumplirán 405 años de su fallecimiento. Su deceso ocurrió cuando le faltaban menos de seis meses para cumplir 69 años. Una edad muy superior al promedio de vida que la gente alcanzaba hace cuatro siglos.
Por algo tan extraño como inexplicable, a Cervantes le siguió siempre, como si fuera su sombra y a lo largo de sus casi setenta años de existencia, una proverbial mala suerte. Vivió y murió pobre, casi en la miseria. Transcurrió su vida sin recibir la justa paga que su obra escrita merecía. Sin reconocimientos, honores ni homenajes. Hoy, según está plenamente demostrado, es el escritor más conocido y estudiado de todos los tiempos.

Sólo para que se tenga una idea de la grandeza de Cervantes y de su producción literaria, cabe señalar que a lo largo del siglo XX se publicaron sobre él o respecto de su obra un promedio de 140 títulos por año (entre libros, ensayos y estudios), es decir, casi tres por semana.
El anterior recuento no incluye tesis, ni siquiera de maestría o doctorales, y corresponde sólo a lo publicado en siete idiomas, a saber: español, inglés, francés, italiano, alemán, portugués y catalán, de acuerdo al enciclopédico estudio bibliográfico realizado por el jesuita español Jaime Fernández. Amén de que no hay semana en que no se celebre en alguna parte del mundo algún coloquio, congreso o simposium de alta calidad académica sobre Cervantes y su obra, en particular El Quijote.
Para que lo anterior empezara a suceder, es decir, a reconocérsele su verdadero valor, tuvo que transcurrir un siglo y medio después de su muerte. Así, a finales del siglo XVIII, un profundo conocedor de El Quijote e insigne y apasionado cervantista inglés, Juan (así ponía él su nombre, Juan) Bowle, observó algo que hasta entonces nadie había notado: Que Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieron oficialmente en la misma fecha: el 23 de abril de 1616, aunque con diez días de diferencia. ¿Cómo está eso?

Muy sencillo. En el siglo XVII España e Inglaterra se regían por calendarios diferentes. La patria de Shakespeare, cuando él murió, mantenía aún el antiguo calendario juliano, implantado en tiempos de los romanos por Julio César, que consideraba bisiestos todos los años múltiplos de cuatro, aunque correspondieran a fin de siglo.
En cambio, España adoptó a partir del 15 de octubre de 1582 el calendario gregoriano, establecido por el papa Gregorio XIII. La modificación consistió en considerar sólo como bisiestos los años divisibles por cuatro, para con este ajuste hacer más exacta la medición del tiempo, en función del movimiento de nuestro planeta en torno al sol.
Cuando la patria de Cervantes dejó el calendario juliano, pasó de un día para el otro del 4 al 15 de octubre. Lo cual significa que el periodo comprendido entre el 5 y el 14 de octubre de 1582, es decir, diez días, oficialmente no existió en España. Lo mismo sucedió en Inglaterra cuando ésta adoptó el calendario gregoriano, 170 años después de que lo hizo España.

Hechas las anteriores consideraciones, tenemos entonces que si bien Cervantes y Shakespeare murieron ambos, cada uno según su respectivo calendario, el 23 de abril de 1616, el inglés falleció diez días después que Cervantes, es decir, el 3 de mayo de 1616 de acuerdo al calendario gregoriano.
Algo verdaderamente tan significativo como extraordinario: Que quizá los dos más grandes escritores de todos los tiempos, Cervantes y Shakespeare (aunque en el caso del primero yo suprimo el quizá), hayan fallecido exactamente en la misma fecha ¡pero con diez días de diferencia!
Por lo anterior, desde 1996 la UNESCO estableció el 23 de abril como Día Mundial del Libro (actualmente Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor) con el objetivo de fomentar la lectura. Y como una forma de honrar, aunque poco se insiste en decirlo expresamente, a Miguel de Cervantes y a William Shakespeare.


El Monumento funerario de Shakespeare​ (inglés: Shakespeare's funerary monument) es un monumento a William Shakespeare situado en el interior de la Iglesia de la Santísima Trinidad, en Stratford-upon-Avon, Warwickshire, Inglaterra, Reino Unido, la misma iglesia en la que Shakespeare fue bautizado.



El monumento, de Gerard Johnson, se encuentra en la pared norte de la capilla mayor. Cuenta con una figura parcial del poeta, que sostiene una pluma en una mano y mantiene un pedazo de papel que descansa sobre un cojín con el otro. El estilo fue más comúnmente utilizado para teólogos, académicos y las profesiones con pretensiones de aprendizaje. El monumento está cubierto con adornos como un escudo heráldico que contiene el escudo de armas de la familia de Shakespeare, a cada lado de la cual se encuentra una figura alegórica: uno representa el trabajo, tiene una espada, la otra, en representación del resto, tiene una antorcha invertida y un cráneo.


10 Cosas que debe usted saber de Shakespeare.


El 26 de abril de 1564 se bautiza a un recién nacido en la iglesia de Strafford-upon-Avon (centro de Inglaterra). En el registro se inscribe como Guilielmus Johannes Shakespeare. Su madre lo había alumbrado tres días antes, el 23 de abril.
Poco más se puede afirmar con certeza en torno a la biografía de William Shakespeare.
Los académicos aseguran que se conservan más documentos acerca del genial dramaturgo que sobre la mayoría de los escritores de su época. Pero la verdadera identidad del ‘Bardo de Avon’ continúa siendo un enigma.
Tachado como el Freud del siglo XVI, auténtico intérprete del alma humana Shakespeare fue en palabras de J.L. Borges, ‘…el menos inglés de los poetas de Inglaterra’. 450 años después de su nacimiento, continúa siendo el escritor más vivo de la literatura universal.
Una encuesta internacional divulgada con motivo del centenario de su nacimiento desvela que su obra es el ‘icono cultural más importante’ del Reino Unido.
Estas son las claves de muchas de las incógnitas que le rodean y de su éxito perdurable.

1 – Shakespeare, ¿Fue o no fue?

Las especulaciones sobre su auténtica identidad son variopintas y múltiples, alcanzando la cifra de setenta. Entre los candidatos prioritarios se hallan:

-el decimoséptimo conde de Oxford, Edward de Vere

(1550-1604), a quien podría atribuirse la autoria de los dramas del escritor, cuyo origen humilde quedaría anulado por los posibles de tan ilustrado y viajado oponente.

- Christopher Marlowe (1564-1593), fallecido oficialmente tras ser acusado de ateo en el transcurso de una pelea, años antes de que fuesen escritas las obras del dramaturgo, los defensores de su autoría argumentan que fingió su muerte para librarse de los cargos y continuó escribiendo con un nombre falso

.-El filósofo y político Francis Bacon (1561- 561-1626),  quien escribiría las obras del dramaturgo bajo un pseudónimo que ocultaba una clave masónica.

2 – William, ‘esponja’ absoluta

Nadie fue tantos hombres como aquel hombre, afirmó Borges en Everithing and nothing. Y es que el genio del bardo dominó sobre toda su producción literaria. El joven William absorbía todo, la vida de la calle, los conflictos religiosos y políticos, el pasado escrito y lo que se escribía en una taberna cercana. El piélago de su empatía carecía de límites y capaz de asimilar cuanto le rodeaba, hizo de su obra un auténtico tratado de la realidad social de su tiempo.

3 – Autoría compartida 

 Los expertos determinan que el escritor británico colaboró con otros escritores para redactar algunas de sus obras, lo que para muchos de ellos demuestra que no hay ningún misterio sobre su identidad.

4- ¿Era católico?

En la obra ‘El mercader de Venecia’, Shakespeare pone en boca del personaje de Antonio la frase “el diablo puede invocar las Escrituras en su beneficio”. En esta y otra citas, los estudiosos han creído encontrar evidencias de que Shakespeare era católico y se oponía a la imposición de una nueva fe por parte de Enrique VIII y su hija Isabel I, bajo cuyo reinado vivió el bardo. Parece probado que Shakespeare se encontró más cómodo durante el reinado del sucesor de ésta, Jacobo I, que era filocatólico.

5- Homosexualidad.

Muchos de los pasajes de Shakespeare podrían alimentar la creencia de que prefería a los hombres. En particular, sus sonetos son bastante propensos a esta interpretación. Dedica a un “joven rubio” los sonetos del 1 al 126 y uno de ellos lo titula “Debería compararte a un día de verano”. Algunos de los sonetos son bastante íntimos y en uno incluso se lamenta de que el hombre no sea una mujer.

6- El poeta rival.

Este es el nombre de otro personaje de los sonetos, que podría referirse a Christopher Marlowe, el famoso dramaturgo con el que Shakespeare mantenía una dura competencia por el favor del público. También podría tratarse de George Chapman, autor de grandes tragedias que siguió el estilo de Marlowe.

7- La dama oscura.

También presente en los sonetos, esta mujer es una representación de la lujuria física y recientemente se la identificó con la conocida prostituta de la época “Black Luce”, que aparece en registros de espectáculos obscenos.

8- A las órdenes de sus actores

Se ha dicho que Shakespeare escribía para sus actores. La corte y el pueblo eran los destinatarios de sus creaciones. Convencido de que el escenario podía albergar todo, su ambición narrativa no tuvo límites. La corte isabelina, que estableció los teatros extramuros, en las llamadas ‘liberties’ convirtió burdeles leproserías e incluso patíbulos en escenarios de sus obras, que alejadas podían retar al  poder judicial, y jugar con el escándalo

.9- Descendencia

Shakespeare contrajo matrimonio a los 18 años con Anne Hathaway, ocho años mayor que él y a la que había embarazado. Fruto del mismo nació (Susanna), tuvieron luego mellizos: otra niña (Judith) y un niño llamado curiosamente Hamnet. Este último moriría con tan solo once años. Un compungido Shakespeare escribiría Hamlet hundido por su pérdida. 

10- Fecha de nacimiento y muerte

El célebre autor nació el 23 de abril, fecha que coincide con la de su muerte acaecida en ese mismo día 52 años después,  concretamente en 1616.

Sus restos yacen en Holy Trinity Church, de Strafford upon Avon, la misma iglesia donde fue bautizado, sobre su tumba reza un epitafio: 

‘Beuan amigo, por Jesús, abstente de cavar en el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos’.

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