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El teatro.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Ensayo de la obra El Cheruve, en la casa de cultura de quinta normal.-a

Jardines de la casa de la cultura.

Carla Nicol Vargas Berrios

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Casa de la Cultura

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Teatro de Quinta Normal






teatro 









sábado, 16 de noviembre de 2019

Margaret Constance "Maisie" Williams.-a



Carla Nicol Vargas berrios

Margaret Constance "Maisie" Williams​ (Bristol, Inglaterra; 15 de abril de 1997) es una actriz inglesa. Hizo su debut como actriz profesional como Arya Stark de Winterfell en la serie de fantasía de HBO Game of Thrones en 2011, por la que ganó el EWwy Award a la mejor actriz de reparto en un drama, el Portal Award a la mejor actriz de reparto – Televisión y mejor joven actriz, y el Saturn Award a la Mejor Interpretación por una joven Actriz. En 2016, fue nominada para un Primetime Emmy Award por Mejor Actriz de Reparto en una Serie Dramática.
Carla Nicol Vargas berrios


Williams también tuvo un papel recurrente en Doctor Who como Ashildr en 2015. Además de la televisión, debutó en el cine en la película de misterio The Falling (2014), por la que ganó el London Film Critics' Circle Award for Young Performer of the Year.

Biografía
Carla Nicol Vargas berrios
Carla Nicol Vargas berrios

Williams nació en Bristol, Inglaterra.​ Su apodo, "Maisie", proviene de un personaje de tiras cómicas llamadas The Perishers.​ Williams es la más joven de cuatro hijos; sus hermanos mayores son James, Beth, y Ted.​ Es hija de Hilary Pitt (ahora Frances).
Creció en Somerset y asistió a la Escuela Primaria de Clutton y luego a la Norton Hill School, en Midsomer Norton, antes de mudarse al Instituto de Danzas de Bath, para estudiar artes escénicas. Maisie desde pequeña tuvo interés en estas actividades, además de gran talento especialmente para el teatro.

EL LAMENTO DE MAISIE WILLIAMS: HOLLYWOOD, ¿YO SOY GUAPA?


Carla Nicol Vargas berrios

La actriz se sincera en una entrevista sobre un problema que con 20 años ha empezado a percibir en la industria.

El lamento de Maisie Williams: Hollywood, ¿yo soy guapa?

Maisie Williams está cerca de cumplir los 21 años y ya se está llevando sus primeras grandes decepciones en Hollywood. Además, el papel de Arya Stark en Juego de tronos que la hizo famosa tiene fecha de caducidad cercana, con lo que la dificultad para encontrar papeles porque, dice ella, no se adecua a la belleza que le exige la industria debe de ser una frustración si cabe más grande.
"Es ahora que estoy empezando a ver qué personajes están disponibles para mí por mi aspecto y cuáles no lo están", dice la actriz en una entrevista con The Irish Times . "Es una industria muy superficial y yo no tengo el aspecto de alguien a quien contratan para papeles que están, bueno, sexualizados".
Por poner un ejemplo. Tanto Williams como su hermana en la pequeña pantalla, Sophie Turner (Sansa Stark en Juego de tronos) , tienen papeles en películas del universo X-Men de 20th Century Fox . Pero mientras que Williams interpreta a un personaje en una película coral de presupuesto medio en la que el protagonismo está más repartido, Turner va a liderar la nueva superproducción de la franquicia: X-Men: Fénix Oscura.
 El primer avance de esta última película (abajo de estos párrafos) encaja bien con el argumento de Williams, sobre todo teniendo en cuenta que el póster de The New Mutants tiene a los protagonistas encerrados en una pared.

Aunque Williams quiere resaltar que su crítica no tiene nada que ver con las actrices: "No me malinterpretes. Las actrices estrella de Hollywood me dejan anodada. Me encanta mirar a todas esas mujeres hermosas que te dejan con la mandíbula desencajada. Pero creo que es triste que sólo podamos ver un tipo de belleza en la pantalla".


Entrevista: Maisie Williams no es solamente Arya Stark
27  April   2015
Carla Nicol Vargas berrios

Cafébabel: ¿Qué es lo que te atre personalmente de Arya, tu personaje en Juego de Tronos?

Maisie Williams: Que dice lo que ella piensa. Quizás, me gustaría poder ser como ella. Es importante poder dar tu opinión sin llegar a ser brusca.

Cafébabel: La historia de Juego de Tronos es muy violenta, especialmente para tu personaje, ¿habías leído los libros antes de interpretar a tu personaje?

Maisie Williams: No. Cuando pasé la prueba del casting, tenía 12 años y no conocía realmente el proyecto al que me unía. Además, no creo que esos libros fuesen muy apropiados para mi edad.

Cafébabel: Otra de las cosas que te pone a prueba en la serie es que pierdes a muchos personajes.

Maisie Williams: Así es. Es una lástima porque al mismo tiempo son actores con los que una se lleva bien, pero tienen que abandonar la aventura. Estamos en contacto, evidentemente, pero no es lo mismo que cuando nos veíamos tanto en el rodaje. Cada vez que recibo el guión, me pregunto quién será el siguiente en la lista o incluso si yo seré la siguiente en morir.

Cafébabel: Cambiando de tema, has participado también en Cyberbully, una película que trata sobre los problemas de seguridad en Internet.

Maisie Williams: El uso de Internet está muy extendido, así que la cuestión sobre la seguridad en Internet se plantea enseguida. Yo quiero decir que la película sigue una línea realista capaz de llegar a las personas.

Cafébabel: Tú misma estás presente en Internet con más de 800.000 seguidores en Twitter y tienes también una cifra similar de seguidores en Instagram y en Facebook, ¿qué te aporta este tipo de contacto con el público?

Maisie Williams: Creo que es importante mostrar que soy Maisie y no solamente la Arya que se ve en televisión. Me gusta mostrar quién soy yo y lo que me gusta hacer. Es verdad que puede parecer que me desborda un poco lo que se dice sobre mí en Internet, pero es una cosa que yo he decidido y la asumo. Lo de querer mostrar quién soy yo de verdad explica también el hecho de que me hayan llamado para hacer dos películas más, así que es una forma de poder enseñar las diferentes facetas que tengo.

Entrevista a Maisie Williams
Carla Nicol Vargas berrios

En Game of Thrones hace de la tomboy y mordaz Arya Stark. Un personaje a la medida de Maisie Williams, la inglesa de diecisiete años que se volvió uno de los rostros adolescentes más conocidos del mundo. 
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Lejos de los harapos, del pelo corto y del look tomboy de su personaje, la hija menor de la familia del Norte aparece hoy con una feminidad completamente inglesa, un vestido azul, un brushing intenso y largas uñas recientemente esculpidas. La mirada centelleante y el rostro apenas cachetudo de la actriz Maisie Williams, de diecisiete años, recuerdan la malicia de Arya Stark, el personaje que interpreta en Game of Thrones, la serie de HBO que ya va por su cuarta temporada. Sin dudas, el de Maisie es uno de los papeles femeninos más complejos e interesantes que vieron la luz en una serie en estos últimos años. El personaje de una niña (Arya tiene nueve años durante la primera temporada), con una inteligencia intensa que constituye un punto fuerte de identificación para el espectador que aprende con ella la dura ley de Game of Thrones: los hombres son esencialmente malos. Lejos de ser recompensados, la lealtad, el coraje y la bondad serán confesiones de debilidad severamente castigadas.
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Arya apasiona por su elección precoz de no conformarse con aquello que se espera de su género o su posición social. Se hace pasar por un chico, aprende a manipular la espada y brilla por sus réplicas mordaces. “Tengo suerte, creo que la gente la percibe como ‘el personaje interesante’ de la serie”, explica Maisie Williams. “Es amable. Hay mucho más en ella que el sarcasmo y la inteligencia. Durante mucho tiempo creció siendo la otra chica, la decepción. No era magnífica ni estaba destinada a casarse con un príncipe cualquiera.”
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Nacida en Bath, cerca de Bristol, Maisie creció en una familia modesta y su destino no parecía estar en volverse uno de los rostros adolescentes más famosos del planeta. Según cuenta, pasó la audición de la serie un poco por casualidad: “No vengo de un lugar en el que se pueda hacer lo que uno quiera. No había previsto ser actriz. Todo esto fue accidental, pero me encantó. Tuve la suerte de estar en ese lugar en el momento en que había que estar.”
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Cada vez más importante en la serie –a medida que las cabezas caen–, Maisie Williams es una de las role models de la generación Z; una adolescente hiperconectada que dirige su precoz vida profesional al mismo tiempo que hace malabares con sus 400 mil seguidores en Twitter. Más abonados tiene, más recelosa se muestra. Cuando habla de esos internautas que la interpelan en las redes sociales, su rostro se tensa: “Todo ese mundo que lee lo que escribo, influye en lo que twitteo.
 Me dicen: ‘Maisie, ¿por qué no twitteás más?’ y yo intento responderles, pero al mismo tiempo es raro, ¡le hablo a desconocidos!”. Y aquí lo que más la asusta: que internautas o ex compañeros del secundario señalen, de forma ácida, que ella “cambió”. Williams evoca a Miley Cyrus, ex ícono de Disney que se volvió campeona del twerking, que para ella personaliza mejor que nadie esta libertad de evolucionar: “No intento defenderla, no siempre se portó de la mejor manera, pero dejen de decir que cambió. Siempre quiso ser esta persona y ahora lo es. Ese mundo me exaspera. ¡Hay que darle una oportunidad a la gente!”.

Cuando le preguntamos cómo se las arregla con el hecho de vivir su adolescencia bajo el lente de las cámaras y de millones de personas que se deleitan cada vez que postea un nuevo Vine, ella marca una pausa: “Es muy difícil tomar buenas decisiones, sobre todo en esta industria. Por un lado, quieren que seas una niña, buenita, como en la serie, y por el otro lado te dicen ‘crecé, dejá de ser ingenua, tenés un trabajo ahora’”.


En el primer episodio de la cuarta temporada de Game of Thrones, Arya Stark, más determinante que nunca, rebana sin dudarlo la garganta de un asaltante desarmado. Y sin darse cuenta nos advierte: hay que desconfiar de las jóvenes enojadas.


Cómo es Arya Stark (Maisie Williams) de ‘Juego de tronos’ en la vida real
Carla Nicol Vargas berrios
“Luchadora, rebelde, independiente y poco femenina” así es como Maisie Williams, que en realidad se llama Margaret Constance Williams, describe a su personaje en J uego de tronos, Arya Stark. Según ella misma ha asegurado no son demasiadas las diferencias entre ambas y es por esto que se siente tan cómoda interpretando a uno de los personajes favoritos de los fans.
Aunque muy parecidas, tampoco son dos gotas de agua. La principal diferencia está en que mientras Arya poco a poco va convirtiéndose en toda una asesina, Maisie no puede soportar la sangre. Aunque ha asegurado que no tiene problemas durante el rodaje de las escenas más sangrientas, Maisie tiende a taparse los ojos o adelantar el capítulo para no tener que verlas.
Su verdadera pasión es el baile. Lleva haciéndolo desde niña y según afirma “sigo estudiando danza. Siempre ha sido mi primer amor. Creo que hay algo que ocurre cuando terminas un gran baile delante del público que no se puede superar con nada”. Además, sus habilidades sobre la pista de baile le han ayudado mucho a la hora de interpretar a Arya al incorporarlas para aprender a pelear con la espada.
Pero, aunque el baile le haya venido bien, Williams -que es diestra- ha tenido que aprender a usar su mano izquierda para poder empuñar su Aguja, la espada que le regala Jon Snow en la serie.

Fuera de la ficción, Maisie es íntima amiga de Sophie Turner, la actriz que interpreta a su hermana Sansa Stark en la serie. Una buena amistad que los fans de la serie pueden comprobar a través de las redes sociales de Maisie. 

domingo, 10 de noviembre de 2019

El Teatro Nacional de Cataluña.-a

Carla Nicol Vargas berrios

(en catalán: Teatre Nacional de Catalunya), también abreviado como TNC, es un teatro público regional creado por el departamento de Cultura de la Generalidad de Cataluña. Se inició su construcción en 1991 siguiendo el diseño del arquitecto Ricardo Bofill, autor de este edificio.
 El 12 de noviembre de 1996 se estrenó en él la primera obra, que fue Ángeles en América de Tony Kushner, bajo la dirección de Josep Maria Flotats. Desde entonces se lleva a cabo en sus tres salas (Sala Grande, Sala Pequeña y Sala Talleres) una programación regular, con espectáculos de todo tipo, fundamentalmente en catalán.
Carla Nicol Vargas berrios

Carla Nicol Vargas berrios

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El edificio del Teatro Nacional de Cataluña, situado en la plaza de las Artes, ante El Auditorio y cerca de la plaza de las Glòries Catalanes , cuenta con dos salas aptas para hacer representaciones: la Sala Grande, con gradas de teatro griego y capacidad para 866 asientos, y la Pequeña, con gradas móviles y capacidad entre 266 y 500 personas. 

viernes, 8 de noviembre de 2019

Trabajo de Guionista.-a



El guionista es una de aquellas figuras pocas veces valoradas, pero de gran importancia para los medios audiovisuales. Si no que se lo digan a los norteamericanos que todavía tienen a sus guionistas en huelga. ¡Esto va por ti, señor guionista!
Es evidente que el guionista es el que hace guiones. Pero los guiones no sólo son necesarios en las películas, sino que también se necesitan en las producciones televisivas o radiofónicas.
Hoy en día, parece ser que faltan ideas, se precisan guiones creativos, por ello cada vez más se realizan adaptaciones de guiones ya existentes o de obras literarias. De ahí que muchos escritores se hayan convertido en guionistas de sus propias obras.

Funciones

El trabajo del guionista es claro, hacer el guión. Pero lo que no está tan claro es lo que ello significa, ya que o bien a partir de una idea propia o de la adaptación de una obra teatral o novela debe dar forma a una trama que tenga sentido, ya sea para cine, televisión o radio. También debe tener en cuenta que cada uno de estos soportes tiene sus limitaciones.

Además, como profesional, el guionista debe saber vender sus ideas, estar seguro de ellas y cumplir con las fechas de entrega.

Normalmente, los guionistas trabajan ya bien sea en casa, dando forma a su idea inicial, en los estudios de producción, desarrollando toda la trama por completo, o en el mismo set de rodaje, pues siempre pueden darse imprevistos y ser necesario remodelar el escrito. Además, generalmente los contratos suelen ser por obra, es decir, duran el mismo tiempo que el programa mientras se mantiene en fase de producción.

En cuanto a las series para la televisión, lo más usual es que una productora o la misma cadena le encargue la tarea de confeccionar un capítulo, ofreciéndole unos datos básicos sobre la trama, y si la idea gusta se le pide que desarrolle 12 capítulos más.

Asimismo, en algunos géneros concretos, como la telenovela, es necesario dividir el trabajo porque hay que ir creando con mucha rapidez. Aparecen tres tipos de guionista: argumentista, escaletista y dialoguista, según la fase de la creación de la historia en la que trabaje. Estos suelen estar coordinados por una o varias personas que finalmente van a responsabilizarse del producto final (coordinador de guiones).

Empleo

La situación del mercado laboral para los guionistas es favorable si tenemos en cuenta que los ámbitos profesionales son muy diversos.

La televisión ofrece muchas más posibilidades para los guionistas noveles, pues son muchos los géneros con los que cuenta, como teleseries, comedias, telenovelas, concursos, programas de entretenimiento, documentales o vídeos industriales.

El cine es uno de los campos más complicados, las productoras reciben miles de guiones cada día de gente que se cree un genio.

¿Se subestima al guionista? ¿Se prescinde de él, de su talento, de su conocimiento? ¿Puede cualquiera ser guionista? ¿Se le da la importancia que merece dentro de lo que significa hacer una película? ¿Cómo se aprende a ser un buen guionista?

Cuando se escribe un libro, la cosa es sencilla. Y es sencilla porque un libro, en la casi mayoría absoluta de los casos, lo escribe una sola persona. El escritor se enfrenta a sus propios demonios y egos, y en su trance de escribir, pues se olvida de los otros, del mundo. Se trata de una batalla única. Imagino que esta es una de las razones por la que Arriaga se ha definido en varias entrevistas como escritor y no como guionista. Pero incluso Arriaga, con esa declaración, no hace sino echar mano a un tecnicismo: cuando el guionista se sienta a escribir un guión, lo hace igualmente solo, aislado con su creatividad. Es escritor y es guionista, los dos al mismo tiempo. Pero solo. Unido o separados, está o están solos. Libro o guión. Uno u otro. Se trata del escritor contra el escritor mismo. Las diferencias en el caso del guión vienen después de ese acto creativo esencial. Vienen con la gente. Con la orquesta. Con la industria. Con los egos. Con las ideas de otros. Sí, escribir un libro es sencillo.

Una novela, por nombrar un género cualquiera, respeta a su escritor. Le alaba, no puede subestimarlo. No puede prescindir de él. Es él el que sabe, el único que sabe. Se trata del creador. Sin él no existiría. En el cine, por el contrario, se subestima al escritor, al guionista, al dialoguista. Incluso se prescinde de él. Es el primero al que se saca de la lista. ¿Para qué pagar a un guionista si podemos escribirlo nosotros mismos? Y es que, por alguna razón que todavía no descubro, la mayoría en el mundo cinematográfico se cree capaz de escribir un guión. Uno bueno. No escribirían un libro, pero si escriben un guión. Generalmente malo. Es verdad que todos tenemos ideas y conocemos historias. Las historias son, simplificando, las que nos definen. En esto coincidimos. Pero abramos los ojos de una buena vez: no todos somos capaces de contarlas bien. De recrearlas en nuestra cabeza, de darles articulación, vida, de hacerlas interesantes, genuinas, únicas. Todas las historias están contadas. Es el guionista, el buen escritor, quien las hace diferentes. Es él el que le insufla vida al muñeco de madera hasta convertirlo en niño. Sin costuras, sin bisagras, sin hilos. No cualquiera puede ser escritor. No cualquiera puede ser guionista. El problema es que cualquiera puede intentarlo. Y bueno, queda lo otro: de un buen guión puede salir cualquier cosa. De uno malo, una mala película.

Deben existir personas talentosas que pueden manejarse a sus anchas en cualquier actividad cinematográfica. Deben haber unos elegidos de Dios que lo hacen todo bien. Pero intuyo que son la excepción. No conozco a muchos que sean buenos escritores, buenos editores, buenos sonidistas y buenos fotógrafos, todo en uno. Así que a menos que se trate de uno de esos hombres orquesta, más admirados por su habilidad de coordinación que por la calidad de los resultados, es mejor que en un proyecto grupal alguien se dedique a tocar los violines mientras el otro el contrabajo. A lo que voy: un guionista desconoce muchas cosas técnicas. No le dice al sonidista cómo hacer su trabajo. No entra a realizar los presupuestos del productor. No cambia el ensamble del editor. No porque no pueda en ciertos casos. Sino porque intuye que hay otros con la facultad, el estudio y las ganas de hacerlo mejor. ¿Por qué entonces cualquiera le dice al guionista qué hacer y cómo hacerlo? Zapatero a su zapato.

La cuestión de los méritos. Quizá menos importante, pero digno de tocar. Más allá de que se trate de un buen o un mal libro, si la obra gusta, pues el escritor se llevará los créditos. Fulano ha escrito un buen libro. Si por el contrario, el libro no gusta, éste obtendrá descréditos, unos que quizás le encasillen en esa paila del infierno, subjetiva y cruel, donde se cocinan los malos escritores. En el cine, si el trabajo del guionista fue bueno, éste lo comparte. No hay cabida práctica para el egoísmo. Su trabajo es el alma de la película, pero lo comparte. En el mejor de los casos. Porque en la mayoría todo se lo lleva el director. Por el contrario, si el trabajo es malo, se trata de un mal guionista. Y ya. La película no sirve, no se entiende la historia. Está todo jodido. ¿Hace falta decir más?

Para finalizar, opino que no todos nacemos para ser escritores. Para contar. Así como hay gente buena en matemáticas y otras no, hay gente que puede escribir y lo desarrolla, hay otras que pueden y no saben cómo desarrollarlo y un último grupo que no puede. El último grupo no debería escribir. El primero debería ser imprescindible. El segundo debería tener herramientas, recursos, educación. Y no hablo de cursos preestablecidos, de fórmulas, de esquemas hágalo usted mismo. Hablo de enseñarle escribir de adentro hacia fuera. Enseñarle a conectar con el interior. Enseñarle a que hay muchas maneras de contar la misma historia. Se necesitan cursos que estimulen al guionista. Se necesita valorarlo. Respetarlo. Pues más que un oficio es algo con lo que se nace, un ideal, una semilla. A veces, una maldición. Una de la que se benefician muchos. Muchos.

El guión adaptado o adaptación cinematográfica

Es la adecuación de una historia a los requerimientos específicos de la narración cinematográfica. Comúnmente suele denominarse de este modo la transposición a guión cinematográfico de cuentos, novelas u obras teatrales.

La novela y el guión de cine

La novela ha sido y sigue siendo, una frecuente fuente de inspiración para el cine. Cientos de obras conocidas se han llevado a la pantalla. Desde los cuentos infantiles como «Blancanieves y los siete enanitos», hasta novelas como «El Quijote», «Oliver Twist», «La Colmena», y muchas más. Casi todos los personajes populares de la literatura han pasado a las imágenes.
Los principales problemas para convertir una novela en guión de cine son la extensión y la complejidad psicológica de los personajes y de las situaciones. Para trasladar sin distorsionar, o para llevar al cine con dignidad, una novela larga como «Los Hermanos Karamazov» serían necesarias muchas horas de película. Para evitar ese problema, un buen guionista debe seleccionar la acción principal de la novela y procurar contarla en no mucho más de cien páginas. Esa es la medida aproximada de una película que dura hora y media. La novela antes citada se ha llevado al cine en varias ocasiones y nunca se ha podido entrar con profundidad en sus personajes.
En cuanto a la extensión, la dificultad mayor es el tiempo y el metraje de la película. «El nombre de la rosa», de Humberto Eco, es una magnífica novela. Convertida en película se convierte en un thriller desacafeinado, escaso de contenido. No todas las películas se han de adaptar de la misma manera. Al ver la película El nombre de la rosa (1986) de Annaud, una digna película por otra parte, se aprecian elementos en todo el film, sobre todo al final en las secuencias de la biblioteca-laberinto, que están en la novela pero que no encajan en la película, lo que hace entrever que llegaron a filmarse pero no se montaron de forma coherente o se descartaron en la sala de montaje, como tantas veces en la historia del cine posiblemente para reducir el metraje. Este problema queda atenuado cuando las películas se hacen directamente para la televisión en forma de series de varios capítulos. Entonces admiten mayor extensión argumental.
También existe la dificultad de fotografiar los sentimientos y pensamientos íntimos o poéticos que se describen en las novelas. En ocasiones hay directores que consiguen traducir en imágenes esos sentimientos, pero lo cierto es que son más adecuadas para llevar al cine las novelas en las que predominan las aventuras, las situaciones cómicas y las claramente dramáticas o sentimentales.

Teatro y guión de cine

En los primeros tiempos del cine se hicieron muchas películas basadas en obras de teatro. Los productores, antes de arriesgarse a buscar argumentos originales, consideraban más seguro proyectar en pantalla escenas de actores y actrices de teatro famosos representando obras dramáticas. Así, por ejemplo, se hicieron cortas películas interpretadas por la gran actriz dramática Sarah Bernhardt.
El teatro llevado al cine se ha realizado de muchas formas, desde la adaptación libre de teatro al cine, como algunas adaptaciones de Shakespeare, Campanadas a media noche (1965) de Orson Welles, que se inspira en varias obras respetando personajes y ambientes, o totalmente libres como West Syde Stori (1961), de Jerome Robbins y Robert Wise que utiliza la idea de Shakespeare «Romeo y Julieta» con total libertad ambientándola en lugares y situaciones de un barrio de Nueva York, hasta versiones que reproducen en su totalidad el texto literario, incluso respetando el verso, como El perro del hortelano (1995) de Pilar Miró, según la obra de teatro de Lope de Vega.

Biografía-Biopic

Un buen número de películas reproducen historias de personajes conocidos o interesantes de dar a conocer. Una vida llevada al cine se denomina Biografía o Biopic. Es una línea argumental muy adecuada para realizar películas históricas, musicales, científicas o cómicas. Personajes históricos de los que su historia ha sido llevada innumerables veces al cine, como Napoleón, Colón, Juana de Arco, rivalizan con músicos, Mozart, Bethooven, o con escritores... viajeros, aventureros, Lawrence de Arabia, o científicos como Madame Curie y tantos otros.

Algunas de estas películas son de indudable valor cinematográfico y en algunos casos, por su importancia documental, histórica, ejemplificadora o científica, debieran ser llevadas a las aulas.

VENDER UN GUIÓN

-Vender un guión de cine en España es prácticamente imposible. El 90% de los directores (o más) dirigen sus propios guiones o trabajan con guionistas a partir de conceptos propios (eso incluye también que decidan adaptar un libro, por Ej.) Visto así, es obvio que el hueco que nos queda a los guionistas que no dirigimos es muy, muy pequeño. Por tanto, el problema no es que estés haciendo algo mal o que seas un “pésimo guionista” (¡será que no se ruedan malos guiones!). Lo que quieres hacer es casi tan complicado como tratar de ganar la lotería. Piénsalo… ¿cuántos guionistas hay en activo en España? ¿3.000? ¿Cuántos de ellos estarán moviendo guiones de largometraje? ¿1.500? ¿Cuántas películas se estrenan al año escritas por guionistas que no dirigen?

Los números están en nuestra contra.

Visto así, me parece claro que lo más inteligente que puede hacer un guionista es arrimarse a un director y hacer equipo con él. Y no me refiero a tratar de venderle un guión a… yo qué sé… Daniel Monzón o a cualquier otro director consolidado (estos suelen tener ya sus guionistas de confianza o trabajan por encargo), sino a unir esfuerzos con algún director primerizo o algún cortometrajista cuyo trabajo te interese y con el que puedas contactar fácilmente. Es la manera más fácil de ir por delante de muchos de tus competidores. Parece mentira, pero conozco varios casos de productores que después de intentar encontrar durante años un director de encargo para un guión, decidieron tirar la toalla porque en este país de “directores autores” nadie estaba dispuesto a hacerse cargo de él.

También, obviamente, puedes pasar a ser otro guionista/director. Y entonces, sí, todo dependerá de que algún productor se fije en tu trabajo y crea que puedes convertirte en el nuevo Amenábar.

CUÁNTO CUESTA UN GUIÓN?

Un guión de cine cuesta muchas horas de tu vida frente al ordenador, muchas llamadas a tu fisioterapeuta para que te arregle ese desastre de espalda, muchas reescrituras, muchas fiestas a las que decir no, muchos fines de semana de clausura voluntaria, muchas discusiones con tu pareja, más discusiones aún con tu productor (si lo tienes) y muchas frustraciones (si no lo tienes). En el mejor de los casos, un guión que se llega a rodar te cuesta un par de años de tu vida.

En el II Encuentro de Guionistas, como en cualquier evento similar, la mayor demanda de muchos de los asistentes era “Vale, pero ¿cuánto se cobra?”.
Han de saber que no existen unas tarifas fijas. Cada cual puede cobrar lo que le venga en gana. Sobrevuela la idea de que 36.000 euros es una tarifa mínima bastante recomendable… Una cifra de referencia sobre la que empezar a negociar.
Al no existir tarifas predeterminadas, nuestros queridos amigos los productores se aprovechan del desconocimiento de los que comienzan. El mayor error que suelen cometer los guionistas principiantes es creer que su guión vale lo mismo que ellos. ¿Qué le importa a un productor si tú has escrito cien guiones o ninguno? Ellos sólo compran uno. Compran ESE guión que les ha convencido tanto como para apostar por él. Si han sabido ver un potencial en esa historia y en ese desarrollo están reconociendo un talento implícito en el guionista. La obra ya está escrita. Ya tiene un valor por sí mismo… Evidentemente, una vez vendido el primero y con una carrera relativamente consolidada entramos en el tambaleante y maravilloso mundo de los cachés.
Si tienes varias películas y cierto nombre puedes incluso llegar a los 60.000 euros. Si tienes un Goya y una reputación (merecida o no) pedir 200.000 euros para una gran producción no es una locura. Sólo conozco a un guionista que lo ha conseguido, pero ha pasado… en dos ocasiones (como mínimo).

SINTESIS:

Para vender un guion, no basta escribir bien. ¡Hay que moverlo! Y moverlo significa presentarlo a productoras. Objetivo: que lo conozcan. Porque si no lo conocen, dudosamente puede trascender el ámbito de lo escrito, por mucho potencial que pueda tener.


AUTOR: CYNTIAMILLI SANTILLAN

Un mundo de superhéroes viejos e hijos que no están a la altura.

"El legado de Júpiter", estreno de Netflix basado en el comic de Mark Millar
El guionista fue el creador de Kick-ass y la pluma detrás de la saga comiquera Civil War, que se adaptó a la pantalla como Captain America: Civil War.

El legado de Júpiter es la primera producción surgida de la productora Millarworld.

“Nada es tan intenso como dos hermanos, excepto quizá la relación de uno con los hijos”, reflexiona Mark Millar cuando se le consulta por El legado de Jupiter (Jupiter’s Legacy), la serie que se estrena en Netflix hoy (viernes 7) y que está basada en la serie de cómics que el guionista realizó junto al dibujante Frank Quitely (ambos con créditos de productor en la adaptación audiovisual). La serie, tanto en el papel como en la pantalla, presenta un mundo en que los superhéroes de la Tierra ya son bastante veteranos y deben pasar el manto a sus hijos, un grupo de muchachos que o no están a la altura de las circunstancias o no les interesa estarlo. Y enfrente tienen, además, un entorno cada vez más hostil, más letal, y una población que les reclama mano dura contra criminales de cualquier índole.

Utopian (Josh Duhamel) y Lady Liberty (Leslie Bibb, ver entrevista abajo) tratan de mantener el barco –y sobre todo, sus valores- a flote ante el mundo que cambió más allá de lo que sus poderes le permiten manejar. En el medio afloran las internas con el resto del grupo original de superhéroes, el hermano de Utopian en especial, y con la generación que le sigue. Un hijo al que no le da el cuero para emular a su padre, una hija que prefiere ser modelo publicitaria y meterse cuanta sustancia sintética le quepa entre pecho y espalda (algo que sucede en casi todos los capítulos, además), y una legión de advenedizos más acostumbrados al vip de los boliches que a cruzar golpes con supervillanos.

Jupiter’s Legacy es la primera producción surgida de la productora Millarworld, que adquirió Netflix en 2017. Así como Disney en su momento compró Marvel pensando en todas sus franquicias, o ya Warner Bros. era propietaria de DC, Netflix se aseguró una usina productora bastante probada: Mark Millar fue, además, el creador de Kick-ass y la pluma detrás de la saga comiquera Civil War, que se adaptó a la pantalla como Captain America: Civil War. También es el responsable detrás de Kingsman y Wanted. En suma, un tipo que sabe adaptar su ritmo narrativo a la pantalla. En Jupiter’s Legacy, las influencias de referentes del género como Superman o la Mujer Maravilla –e incluso de sagas como Kingdom Come- saltan a la vista, aunque el enfoque está más cerca del drama familiar que de la típica épica contra el villano de turno.

Aún más, que los protagonistas de la historia sean héroes veteranos es algo que empieza a verse con más frecuencia. Del lado de DC Comics, por ejemplo, Black Lightning también presentaba a un padre de familia que volvía a ponerse la máscara mientras su hija manifestaba poderes. Y en la más reciente –que en la Argentina aún no tiene fecha de estreno- Superman & Lois, el alter ego de Clark Kent está más preocupado por levantar una hipoteca, el desempleo y descifrar el comportamiento de sus hijos adolescentes que por detener el siguiente apocalipsis. “Es muy interesante que cuando la gente empieza a producir estos shows no está al tanto de esas tendencias”, señala el guionista en un mano a mano con Página/12. “Mirá, diez años atrás nadie hubiera previsto la onda Kick-ass, donde hay un pibe que siente que le falta un poco y que no alcanza su potencial, y le aparece su chance. Después apareció Zombieland, que es una especie de coming of age, y supongo que ahora las familias resultan más interesantes”, reflexiona con su marcado acento escocés. “Legacy es sobre la familia, sobre padres e hijos, y es casi shakepereano, porque la familia te ofrece mucho drama: si alguien pierde a un amigo, es triste; pero perder a tus padres o a un hijo es devastador. Así que para lo dramático, funciona, por eso hay series como Sucession que muestran los intríngulis de una familia”.

Millar tampoco oculta su interés en hablar de política en las páginas de su relato. Si en Civil War planteaba una alegoría del conflicto entre “halcones” y “palomas” en la política interior y exterior de Estados Unidos, El Legado de Jupiter refleja un cambio de era. “Hace un tiempo nadie hubiera imaginado que el Imperio Británico se iría, pero en unas décadas ya no le importaba a nadie”, recuerda el escocés. "Y ahora tenés la sensación de que Estados Unidos empieza a atravesar eso: está en un lugar extraño y yo quería hablar de eso”, plantea. Además de la decadencia norteamericana, Millar reconoce que también quería rescatar algunos puntos positivos que observa de la historia estadounidense. “Muchos de ellos siguen ahí -advierte-. Por otro lado, para mí Estados Unidos siempre fue el lugar más glamoroso que podía imaginar. Al crecer en Escocia, para mí era el lugar donde vivía Batman, así que a los 32 me mudé para allá para trabajar en Marvel y DC. Por eso también me resultaba movilizante situar el relato ahí”.


Mark Millar.

-Sus historietas parecen con una narrativa ya lista para proponer para una serie o una película. ¿Es una cuestión de estilo narrativo suyo?

-Es por muchas cosas. Cuando trabajaba para Marvel hice los Ultimates, que luego usaron para mucho de su universo cinematográfico. Y si parece una película, debe ser porque pienso de modo muy cinemático. Pero ahora me pasa lo opuesto: estamos trabajando en una serie o una película y pregunto a los otros productores “¿puedo hacer un cómic con esto?” Llevo trabajando años para Netflix y me sale así. Quizá cuando creo algo lo pienso como franquicia; que si es para tv, puedo hacerlo cómic y al revés. También creo que escribo con una estructura lineal muy clara que se adapta bien a una película de dos horas.

-¿Cuánto de Batman y Superman hay en el Utopian?

-Bueno, Superman es mi superhéroe favorito y Batman el segundo. Pero Superman tiene esto de cargar el peso del mundo sobre sus hombros, como Utopian. Además, el personaje tiene casi 100 años y es como si hubiera atravesado la Gran depresión, la segunda Guerra, y siempre dando ánimos al país, porque de eso trata el personaje. Quería un personaje que fuese sobre eso: antes la gente inventaba relatos mitológicos para darse ánimo e inspirarse; cuando EE.UU. está peleándola, los superhéroes los ayudan a darse ánimo.

-¿Qué aporta El legado de Júpiter al género de superhéroes?

-Habla sobre la cultura de la celebridad, algo que detesto. Esa gente que es famosa por hacer nada... En ese sentido, el Superman que es Utopian es increíble en su propio modo, pero tiene un hijo que no podrá ser nunca tan bueno como él, y una hija que sí, pero está muy ocupada siendo modelo. Y es un superhéroe que no puede volver la cosa atrás.

-¿Por qué detesta tanto la cultura de las celebrities?

-Porque no dejan de bombardearnos con ella. No podés prender la tele sin ver la cara de todas estas personas que ni me interesa quiénes son. Podríamos ver gente que dedica su vida a algo valioso, que hace cosas importantes. Y los vemos a estos. En la historia vemos a chicos que quieren ser superhéroes para ser cool, conocidos, y no por hacer el bien. ¿De qué sirve esto? La historia es un poco sobre la hija dándose cuenta de para qué sirve el servicio público, ser humilde en favor de los demás. Algo que sus padres ya saben. Creo que hay un mensaje ahí.

-Hay una reflexión sobre el rol de la gente con poderes en la sociedad, algo que ya tocaba en Civil War. ¿Por qué vuelve a este tema?

-Me gusta la pregunta porque la ética de los superpoderes es fascinante. ¿Sos todopoderoso y dejás que la gente muera de hambre? ¿Sabés que están torturando a alguien en una cárcel al otro lado del mundo y no hacés nada? Alguien con súper oído, súper fuerza, que vuela, ¡puede detenerlo! Eso es más importante que un ladrón de bancos. Pero, al mismo tiempo, hay un buen argumento ético del otro lado. Un superhéroe puede decir “no debo intervenir en todo porque si empiezo a decidir por todo lo que sucede en el mundo, se acaba el libre albedrío”. Eso es increíblemente peligroso; es fascista, incluso. Y ese balance, esa tensión que no se puede resolver, me gusta.

Leslie Bibb interpreta a Lady Liberty



Una supermujer agotada

“Rara vez en una serie te muestran el comienzo y el final de la historia: eso fue lo que me capturó del guión de El legado de Jupiter”, cuenta Leslie Bibb, quien interpreta a Grace/Lady Liberty, esposa y compañera de armas de Utopian, pero también la mujer que intenta por todos los medios mantener a su familia unida –sin mucho éxito, dicho sea de paso-. “En la serie ves una línea temporal que transcurre durante la Gran Depresión en, en la que se cuenta cómo ellos consiguen sus poderes, y la línea actual, el final, en la que ya tienen casi un siglo”, plantea la actriz desde Los Angeles, desde donde dialoga con Página/12.

No es una serie de ‘derrotemos al malo de turno’ sino un relato donde ves qué moviliza a los personajes, cómo se portan”, adelanta. Aunque hay piñas y vuelan rayos (y ella reparte lo suyo enfundada en un traje blanco y azul), no se trata estrictamente de una serie sobre derrotar a un villano. Incluso se podría argumentar que es una serie sin villano aparente. “¿Viste? Creo que si le preguntaras a los hijos de Utopian y Lady Liberty, te dirían que quizás ellos son los malos”.

Bibb no tiene ningún problema en reconocer que, hasta esta serie, los superhéroes no le movían un pelo. “La verdad es que no me identificaba con ellos, por eso cuando me preguntan en qué héroe basé a Grace, la verdad es que no lo hice; mi inspiración para componer el personaje vino de otro lado”, señala. “A la Grace joven la basé en una mezcla de Amelia Eartheart e Indiana Jones en Cazadores del arca perdida”, confiesa. “Era una leona ya entonces, así que tener poderes es la frutilla del postre”, observa.

Pero, por otro lado, en alguna entrevista Bibb señaló que parte del personaje estaba basado en su madre. “Dije eso, sí, pero no fue exactamente así”, comienza. “Mi madre murió en octubre de 2018 y eso me agarró entre un trabajo y otro, luego comencé a entrenar para esta serie y nunca tuve tiempo de sentarme a absorber el golpe, así que estaba dando una entrevista y me surgió decir eso”, cuenta. “La verdad es que una de las cosas que me encantan de mi personaje, sobre todo la Grace de los años '20, es que me recordaba a mi madre, quien dirigió una campaña política, era brillante, divertida, buscaba la verdad... Y cuando mi padre falleció, cuando yo era muy joven, tuvo que criar a tres hijas. ¡Era tan fuerte! Seguía siempre adelante, no aceptaba un ‘no’ por respuesta, pero a medida que envejeció se volvió más miedosa. Hacia el final de su vida yo pensaba ‘no quiero terminar así, con miedo’".

Creo que en el arco emocional y argumental de Grace vemos eso: todavía tiene el poder de su juventud, pero está más grande; le pasó la vida, y en el camino tomó algunas decisiones de las que quizás ni fue consciente- continúa la actriz-. Pero en cierto punto piensa: '¿quién soy?' En eso reconocí el camino de mi madre. Pero, honestamente, ni me di cuenta en el momento; recién después, meditando sobre el asunto, descubrí qué me había pasado con el personaje”.

“La Grace centenaria es una mujer rota, en cierto punto, pero todavía es curiosa, todavía hace las preguntas correctas, y es la argamasa que une a su familia: se mantiene cerca de los jóvenes y trata de conectar a Utopian con su hermano, con sus hijos, pero está agotada”, describe la actriz. No es una sensación que escape a la experiencia de decenas de miles de mujeres, saturadas por las exigencias de la vida diaria. “Ella está agotada y en su personaje ves a alguien que con el tiempo se dio cuenta de que no puede tenerlo todo: no puede ser una gran madre, una gran esposa, ser genial en su trabajo, una gran persona y encima tener tiempo para sus hobbies. Es mentira que podemos hacer todo... ¡y encima preparar la cena! A las mujeres nos dicen ‘podés tenerlo todo’ y lo cierto es que tenés que aceptar que algo no va a salir todo bien. Aún así, lo que me gusta de ella es que cuando nadie más en todo el mundo le discute nada a su marido, ella lo enfrenta y le dice que no está de acuerdo, y puede recordar la jovencita intensa que fue”.

La serie de televisión Breaking Bad.-a

Introducción  Breaking Bad es una serie de televisión dramática estadounidense creada y producida por Vince Gilligan. Breaking Bad...